Daniel Claro Mimica

                                                                                                                             Ing. Agrónomo M. Agri. Sci.

                                                                                                                                          GOLDENSHEEP LTDA

 

En general hoy día los suelos del sur de Chile tienen un alto valor comercial. Para poder sostener un negocio ovino rentable en ellos, deben cumplir con elevados estándares de calidad, para que los demás componentes del  sistema productivo puedan expresar todo el potencial que el rubro tiene con la tecnología moderna.

SUELO: Es la inversión más alta de toda explotación ganadera, representando sobre el 80% del capital total requerido.

La productividad del suelo, en el negocio ganadero, se expresa en el potencial del forraje que puede producir la pradera que soporta, medida en kilos de materia seca por hectárea.

En la zona sur, para que el suelo pueda sostener una ganadería rentable, debe tener las condiciones mínimas que requieren las praderas que exigen las praderas de alta productividad. Estas condiciones mínimas son un buen drenaje; saturación de aluminio menor a 3%; pH sobre 5,8; fósforo superior a 15 ppm; azufre 20 ppm.  y potasio 200 ppm.

Las fallas más generalizadas de los suelos del sur son problemas de drenaje; altos niveles de acidez y saturación de aluminio, bajo contenido de fósforo y azufre.

Por eso, antes de mejorar las praderas es indispensable mejorar el suelo.  De otra forma la inversión en praderas productivas se pierde rápidamente y se produce un retorno a la cubierta de chépica y malezas que caracterizan a las praderas naturales de suelos pobres.

PRADERAS: Son la fuente de alimentación del ganado, mediante el pastoreo directo y  de forrajes conservados, ya sea como ensilaje o heno. Sólo en las lecherías de alta producción se utilizan concentrados.

En suelos de buena fertilidad el potencial de las praderas es de 10 a 15 ton de materia seca/ha/año.

La fertilidad del suelo es la base productiva y representa una elevada inversión. Sin embargo otros factores también son de máxima importancia, como las especies forrajeras que se establecen y las variedades de dichas especies.

Las especies clásicas están en la mezcla de trébol blanco asociado a ballicas perennes, que se adaptan en excelente forma al manejo ovino intensivo, con más de 80 años de éxito en países de clima y suelos similares a los de nuestro sur.

GENÉTICA DE FORRAJERAS:

Recientemente se han incorporado a esta mezcla o como cultivos suplementarios, dos nuevas especies, chicoria y plantago (siete venas), hierbas forrajeras, desarrolladas genéticamente en Nueva Zelandia a partir de malezas. Tienen una duración de hasta 4 años, pero aportan una gran producción de verano, aún bajo condiciones de sequía, gracias a sus profundas raíces.

Otras características de estas de estas nuevas forrajeras son el alto contenido de energía y minerales, que aumentan la producción diaria de leche o carne de 7 a 10%.

Por otra parte, las variedades modernas de forrajeras son muy superiores  a las con más de 10 años  de antigüedad, en producción de materia seca; resistencia a enfermedades y plagas; valor nutritivo. Esto debido al permanente trabajo genético de las empresas productoras de semillas, que logran un mejoramiento acumulado anual de 2 a 3% en promedio.

Este constante mejoramiento en productividad de las nuevas variedades de las forrajeras, hace necesario un recambio de praderas, al menos cada 10 años, para incorporar las variedades más recientes que pueden superar la productividad de las antiguas en 15 a 20%, lo que de por sí justifica plenamente el recambio.

Por suerte todas estas nuevas variedades llegan muy rápido a nuestro mercado, aunque muchos agricultores insisten en las antiguas variedades que conocen por más de 20 años.

A pesar de contar con las especies y variedades forrajeras de primer nivel, ese solo hecho no garantiza el éxito.

El manejo adecuado de los periodos de pastoreo; la altura de los residuos post-pastoreo; los rezagos y la fertilización de mantención, son  fundamentales para la sobrevivencia y alta producción de las praderas.

Con el buen manejo de praderas de alta productividad (10-15 ton materia seca/ha/año) se logra mantener 15 y hasta 20 ovejas/ha/año. Así se cumple con una parte muy importante de los requisitos para tener una alta eficiencia productiva con resultados económicos favorables.

GENETICA OVINA:  Junto al SUELO y PRADERAS, completa el trío de eslabones claves de la cadena productiva de la producción de carne ovina.

Es el factor más OLVIDADO, pues estamos acostumbrados a las razas tradicionales, las que en el rubro ovino, no solo son muy pocas en el sur de Chile, sino también tienen su productividad estancada desde hace más de 50 años. En todo este período no han sido mejoradas e incluso se han deteriorado.

Su producto principal, la carne de cordero, no cumple con las exigencias mínimas de calidad exigida por los consumidores.

Además sus bajos parámetros productivos tampoco satisfacen las necesidades económicas de los productores.

Ambos factores han producido en los últimos 50 años una reducción del inventario de ovinos del sur y centro sur, de al menos un 70%, a causa de los malos resultados económicos que originan.

En otros rubros ganaderos del sur han habido importantes cambios genéticos. Hace 30 años el Hereford era la raza más apreciada en producción de carne bovina, gracias a la rusticidad de sus vientres y a los novillos de menor edad que entregaban al mercado. Hoy día el Hereford ha sido sustituido masivamente por el Angus, que produce carne bovina de mejor calidad, gracias a su terneza, sabor y jugosidad.

La GENETICA OVINA MODERNA tiene dos atributos productivos de máxima importancia:

  1. CALIDAD DE LA CARNE: Gracias a que su grasa tiene mucho menor cobertura; mayor infiltración en la masa muscular y mejor composición de ácidos grasos, resultando en un producto sin olor a sebo, sabor suave, tierna y muy jugosa. Estas características hacen posible la producción del cordero pesado, con 45 a 55 kg de peso vivo a los 5 meses de edad, frente a los 35 kg a los 4 meses de las razas tradicionales.

  1. PROLIFICIDAD: Representa el número de corderos nacidos por oveja y que ya alcanza a sobre 1,5 corderos destetados por oveja en las razas modernas, en comparación con 1,1 corderos destetados de las razas tradicionales.

De esta forma, una oveja moderna es capaz de producir al menos 75 kg de corderos destetados, frente a los 40 kg de una oveja tradicional. Eso representa un aumento en la productividad de casi un 90% por oveja.

En general las razas más productivas tienden a ser de mayor tamaño y peso que las de menor producción. Por ello sus requerimientos nutricionales aumentan, a medida que aumenta su peso. De allí la importancia de analizar LA EFICIENCIA de conversión de alimento en carne, pues existe la creencia de que estas razas al consumir más alimento serían menos eficientes.

EFICIENCIA DE PRODUCCION:  Siendo el suelo el capital de mayor valor del negocio ovino, la producción de forraje y su conversión en carne, es fundamental para determinar los resultados económicos.

 No sólo se trata de producir más pasto, que solo es la materia prima para el producto final, la meta es aumentar la producción de carne por hectárea.

En este aspecto, el porcentaje de utilización del forraje producido es de gran importancia, dependiendo del manejo de las praderas y del ganado. En lecherías es difícil sobrepasar el 70% de utilización, mientras que en ovinos se llega hasta un 85%, dada su mayor flexibilidad en el manejo nutricional del rebaño de ovejas, durante el año.

La genética ovina es de elección del productor y determina en gran medida la eficiencia de conversión de pasto a carne, habiendo una gran diferencia a favor de las razas modernas.

 Las razas ovinas modernas  especializadas en producción de carne, en general, son de mayor tamaño que las tradicionales. El consumo de alimento de estas ovejas más pesadas es más elevado que el de ovejas más pequeñas, pero no son necesariamente menos eficientes.

En la zona sur la energía es la principal limitante de la alimentación del ganado, por eso la eficiencia con que se utiliza es un muy buen parámetro para medir la conversión del pasto en carne.

El consumo de energía de una oveja depende no solo de su tamaño sino también del número de corderos que produce. El consumo anual de energía, expresada en  Mega Joules de Energía Metabolizable (MJ EM) es el siguiente:

Oveja seca                                                                                3.775 MJ EM

Oveja con 1 cordero hasta 35 kg de peso vivo                    5.860 MJ EM

Oveja con 1,5 corderos hasta 35 kg de peso vivo                6.670 MJ EM   (+13%)

FUENTE: Elaborado en base a Nicol & Brook,2007 NZ Society  of Animal Production

Un rebaño  con genética moderna puede producir 1,5 corderos por oveja que comparado con 1,1 corderos de las razas tradicionales significa un 35% de aumento en la cantidad de corderos, con sólo un incremento en el costo energético de 13%.

Sin embargo, la mayor ventaja de las razas modernas al producir corderos magros, es la producción de corderos pesados, donde se expresa realmente la mayor eficiencia de conversión del forraje, gracias a la característica genética del tipo de cordero producido.

La energía consumida por una oveja moderna para producir en promedio 1,5 corderos anuales varía según el peso final del cordero.

1 oveja TRADICIONAL + 1,1 cordero de 35 kg peso vivo                       5.860  MJ EM

1 oveja + 1,5 corderos de 35 kg de peso vivo cada uno                          6.670  MJ EM

1 oveja + 1.5 corderos de 45 kg de peso vivo cada uno                          7.232  MJ EM

1 oveja + 1,5 corderos de 50 kg de peso vivo cada uno                          7.569  MJ EM

FUENTE: Elaborado en base a Nicol & Brook,2007 NZ Society  of Animal Production

En el caso del peso más alto (50 kg x 1,5 corderos), la producción por oveja es de 75 kg de peso vivo y su consumo de 7.569 MJ EM. La oveja tradicional produce 40 kg de cordero, con un consumo de 5.860 MJ EM.  Para un aumento  de 89% en la producción de  kilos de cordero por oveja, sólo se produce un aumento de 29% en el consumo energético aportado por el forraje.

En resumen las razas modernas no sólo producen más corderos de mayor peso, sino que son mucho más eficientes en la conversión de pasto en carne.

Hay muchos factores que determinan la rentabilidad de la ovejería moderna, pero el más olvidado de todos en nuestro país, es sin ninguna duda la genética, a pesar de su gran impacto.