DANIEL CLARO MIMICA
Ingeniero  Agrónomo, M. Agr. Sci.
daniel@goldensheep.cl

Hoy día, en la mayor parte del país, salvo en  Magallanes, la producción ovina, ya no se puede sostener en base a tecnologías de manejo extensivo, con enormes superficies de terreno y muy bajas dotaciones de ganado por hectárea.

El aumento del valor de la tierra y de los costos de producción por un lado y la baja del precio de los productos por otro, ha hecho indispensable la intensificación del uso del suelo, utilizando fertilizantes, praderas sembradas y también el uso de ovejas muy eficientes, con muchos mellizos, alta producción de leche; carne magra y con masas musculares desarrolladas.

Se acabó el tiempo de la ovejería bucólica, con rutinas de manejo muy tranquilas, a paso lento, tecnologías  sencillas y de bajo costo. Muchos de los productores que no percibieron oportunamente el cambio de escenario ya han desaparecido. Los que no tomen medidas al respecto, lo harán en el corto plazo. Hoy día, el negocio ovino, es necesariamente una empresa y no una tradición.

QUÉ PRODUCIR

En el caso de Magallanes, la lana siempre va a tener un lugar importante en el balance de la oveja de doble  propósito: Carne-Lana. Desde mediados de los años 90, la carne ha aumentado, en forma muy significativa, su demanda mundial y precio. Hoy día sobre el 70% del ingreso, de la mayor parte de los productores magallánicos, proviene de la carne.

La gran ventaja de la producción de lana, es que se adapta mucho mejor que la carne a los climas áridos, con baja producción de forraje, pues el proceso productivo es menos exigente que las altas demandas nutricionales implicadas en la producción de carne.

La aparición en Australia, hace unos 15 años, de un fardo de lana ultra fina, dentro de un universo superior a 4 millones de fardos, causó gran expectación. Esta lana tenía una finura cercana a 14 micras, similar a la lana de vicuña. En el remate el precio fue cercano a los US$ 5.000 por kilo, unas 500 veces más cara que el kilo de lana merino tradicional.

Hoy día la lana ultrafina,  en base a la selección rigurosa en el Merino Saxon, alcanza hasta 11 micras de finura, siendo sin duda la lana más fina del mundo. Además del proceso de selección, se han desarrollado nuevas tecnologías de manejo, tales como, destinar a la producción sólo ovinos capones; encerrados en jaulas; dentro de galpones climatizados; cubiertos con capas protectoras del vellón y con nutrición diseñada especialmente para este fin.

La crianza de merinos para este propósito ha aumentado, pero no en forma explosiva, a pesar de la tentación del precio. Hay fuertes objeciones en contra de este manejo, que atenta contra  el bienestar animal. Además las inversiones en genética, instalaciones y manejo son muy elevadas y lo más importante, en la medida que aumenta la oferta de esta lana Premium, el precio baja. En la actualidad, el mejor fardo de 100 kilos con la lana más fina del mundo con 11,8 micras, se vendió a $ US 1.500 dólares por kilo. Las lanas de 14 micras se transan entre 150 y 300 dólares por kilo, precio muy  inferior a los 5.000 dólares originales.

A nivel nacional, no han faltado los entusiastas, que documentados vía internet, recomiendan que el futuro de la ovejería en la zona central y centro sur, debe ser la producción de lana, transformando los rebaños Suffolk en productores de lana ultra fina.

Este tipo de recomendaciones, sin fundamentos de peso, sólo sirven para desorientar aún más a los ya desorientados productores.

Entre las regiones V y XI (salvo la estepa de coironales de Aysén), la producción de lana sólo tiene un valor marginal, con menos del 5% del valor de los ingresos, particularmente en las explotaciones con producciones de sobre 500 kilos de cordero por hectárea.

Por rzaones económica; disponibilidad de tecnología; de genética y por las características de la producción de forraje en las Regiones mencionadas,donde incluso en los sectores menos favorables, hay al menos 4 meses de abundancia de forraje de alta calidad, siendo lo mínimo necesario para producir un buen cordero. Por ello, nos inclinamos con mucho entusiasmo por la PRODUCCION DE CARNE

PRODUCCION DE CARNE OVINA

La producción moderna  de corderos ha hecho muy rentable el negocio. En el proceso intervienen cientos de factores, que constituyen los detalles, cuyo conocimiento pleno, tanto en sus bases científicas como en sus aspectos prácticos, le dan la seguridad al sistema productivo, para evitar imprevistos y sorpresas, que pueden llevar a un fracaso.

En un sistema intensivo de producción, para maximizar los retornos y la productividad, se trabaja cerca del límite superior, por lo que cualquier error puede significar el fracaso de un año de trabajo, con grandes pérdidas económicas.  Es evidente que los riesgos son mayores que en los sistemas productivos antiguos, donde la intervención humana era mínima, comparada con la realidad actual.  Hoy día la actividad es muy dinámica, tanto en la producción de forraje y manejo de las praderas, como en el manejo de las ovejas, su alimentación, manejo sanitario y manejo reproductivo. Hay que estar siempre atentos, observando permanentemente el ganado y las praderas.

Por eso se requiere de un amplio conocimiento de todos los factores productivos, en profundidad, a fin de prevenir cualquier imprevisto y actuar en forma oportuna para corregir los errores que se puedan cometer en el transcurso de un año productivo. Sólo así el negocio es seguro y entrega altas rentabilidades.

Dentro de los numerosos  componentes que intervienen en un sistema moderno de producción de carne ovina, los que causan mayor impacto en los resultados económicos son dos: manejo de la nutrición y genética.

 

 

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En ambos aspectos el aporte de la tecnología generada por la investigación científica, en todo el mundo y también en Chile, ha sido enorme y constante. La ciencia no descansa y sigue trabajando para generar la tecnología del mañana.

NUTRICIÓN

La nutrición de la oveja se basa principalmente en el consumo de pasto, cosechado directamente por ella durante el pastoreo. La producción de forraje no es uniforme durante el año y su curva productiva depende de las características climáticas de la localidad, de la fertilidad del suelo y de las especies forrajeras dominantes en la pradera.  Hay periodos, generalmente en primavera,donde en solo dos meses se produce el 75% del volumen anual y otros, generalmente en invierno, donde no hay crecimiento.

La situación es aún mucho más extrema en los secanos de la zona central, donde todos los años hay al menos 7 meses de sequía, sin producción de pasto, en verano y otoño.

Por otra parte, la oveja tampoco tiene una demanda  uniforme de alimento. Sus requerimientos nutricionales son mínimos luego del destete y durante sus primeros 100 días de preñez y máximos en el pick de su lactancia, donde a los 80 días de edad, los corderos y su madre requieren 4 veces más alimento que una oveja seca.  Ver más información acá.

Una de las medidas básicas de manejo nutricional es darle a la oveja el alimento  que necesita, de acuerdo a su ciclo reproductivo. La forma más eficiente es ajustar la curva de requerimientos nutricionales con la curva de producción de forraje. Para ello, las dos herramientas utilizadas son: primero fijar la fecha de nacimiento de los corderos en las proximidades del inicio del crecimiento acelerado del forraje en primavera. Hoy día es un gran error fijar la fecha de nacimiento para tratar de obtener mejores precios en la venta de corderos. El precio en la actualidad es bastante estable durante todo el año. Por ello, lo más rentable es que los corderos nazcan cuando se inicia el crecimiento de la pradera en primavera, fecha que varía según la localidad y calidad de las praderas.

La otra herramienta es suplementar el ganado en los puntos críticos, generalmente invierno y en el secano preocuparse del nivel proteico en verano. Se utiliza la cosecha de excedente de forrajes, conservados como heno, ensilaje o cultivos forrajeros y ocasionalmente algún insumo comprado.

El forraje producido por las praderas es el insumo principal de la producción de carne ovina. El aporte de la tecnología ha sido enorme, tanto en su producción, como para mejorar la eficiencia de su utilización.

Con la fertilización de los suelos y la siembra de praderas, se ha aumentado considerablemente la producción de forraje.

En la zona sur, desde 2-3 toneladas de materia seca por hectárea, hasta más de 15 toneladas. Así  la capacidad potencial de sustentación o carga animal ha subido desde 3 a más de 20 ovejas por hectárea, con sus respectivas crías.

En el secano de la zona central y centro sur, el incremento ha sido desde 0,8-1 toneladas de materia seca por hectárea a 8-10 toneladas por hectárea, incrementando la capacidad de carga desde 0,8-1 oveja/ha a 6-8 ovejas /ha.

En resumen, la tecnología ha permitido aumentar potencialmente la productividad del suelo en al menos 5-7 veces en la zona sur y 10 veces en el secano. La inversión para lograr este salto productivo es significativa, principalmente en fertilizantes, pero muy inferior al valor de la tierra, por lo que se ha transformado en la forma más eficiente de aumentar el tamaño de las explotaciones ganaderas. Así, mejorando sus praderas,  un pequeño productor se puede transformar en un productor de tamaño mediano  y uno mediano en uno grande.

Otro aspecto fundamental, donde la tecnología ha hecho un aporte muy significativo, es en el manejo, utilización de praderas y conservación de forrajes.

Aquí sin duda la herramienta fundamental ha sido el uso del cerco eléctrico, que permite un apotreramiento  adecuado a bajo costo y le da una gran flexibilidad al manejo de praderas y ganado..

También ha sido muy importante el aporte de la tecnología de distribución de agua potable, por medio de mangueras o cañerías de bajo costo, para abastecer bebederos con flotadores y así mantener permanentemente al ganado bien abastecido de agua, en cada potrero, en los lugares estratégicos. Un adecuado abastecimiento de agua potable permite aumentar hasta en un 30% la eficiencia de utilización del forraje. El consumo de agua por parte de una oveja es muy fluctuante, dependiendo de que tipo de alimento consume y del clima. En invierno, al haber bajas temperaturas y disponer de alimento suculento, la oveja consume aproximadamente 0,5 lt. de agua diariamente, mientras que en verano con temperaturas altas, cerca de 30 grados y forraje totalmente seco, el consumo está sobre los 7 lt. por día.

La conservación de forrajes también ha tenido grandes avances con la introducción de cultivos forrajeros, ya sea para cosecha mecanizada o para consumo directo. En este tema es notable el avance hacia la zona sur de la alfalfa y del maíz, especies forrajeras ideales para conservar forraje. Hace no tanto tiempo atrás, dichos cultivos eran imposibles en el sur, al no disponer de la tecnología adecuada.  Recientemente se ha popularizado con gran rapidez el uso de ensilaje en bolsas de polietileno de tamaño mediano, que permiten cosechar el forraje sin necesidad de trasladarlo.

GENETICA

Ver más información acá.

Es el tema tecnológico que más discusiones ha generado y sigue generando, no sólo en Chile, sino también en países que están a la vanguardia en producción ovina.

El mejor ejemplo para ilustrar los errores que se cometen y el costo que ellos significan, es el caso de Nueva Zelandia, sin duda uno de los principales líderes mundiales en tecnología ovina.

Nueva Zelandia se destacó desde hace más de 100 años por la excelencia de sus praderas y de los adelantos tecnológicos,  desarrollados por ellos mismos, para su mejoramiento.  Por algo toda la ganadería de este país se basa en la utilización de praderas, siendo una ganadería netamente pastoríl. Gracias a su eficiencia y a pesar de ser un país pequeño, son los principales exportadores de carne ovina y de leche. Inventaron el cerco eléctrico y el uso de aviones para la aplicación de fertilizantes en los lomajes y  cerros.

Sin embargo, ya en los años 70 llegaron al techo, tanto en la producción como en la eficiencia de utilización de sus praderas. Allí empezaron los primeros problemas para muchos productores ovinos, que con la declinación de los precios no fueron capaces de obtener la  utilidad esperada. En ese entonces Nueva Zelandia tenía una población de 70 millones de ovinos. Más del 90% de las ovejas eran de la raza Romney, que  se cruzaban con carneros  South Down  para producir corderos de exportación. La producción por oveja era de 1 cordero destetado con 26 kilos de peso vivo. En las mejores praderas se mantenían 20 ovejas/ha, produciendo 520 kilos de peso vivo/ha.

El gran problema que no fue detectado por muchos años fue la utilización de genética de baja eficiencia productiva, que no permitía expresar en dinero la excelencia de las praderas y su manejo.

Los productores de punta tenían planteles de Pedigree, con registros genealógicos que se remontaban a casi 100 años. Sólo se registraba el parentesco, pero no los parámetros productivos. La selección se hacía por línea de Pedigree y por apariencia física, no por producciones medibles.

A mediados de los años 60, el Profesor Sir Ian Coop, comenzó su trabajo de cruzar el Romney con Border Leicester, junto con un estricto programa de selección, para aumentar la cantidad de mellizos producidos. Tuvo que luchar muchos años con los Planteles de Pedigree, que no valoraron  este nuevo avance tecnológico y despectivamente  catalogaron a la raza resultante como  ”mestiza.”

A pesar de haber detectado tempranamente, que el avance genético  incrementaba el porcentaje de corderos destetados, en sólo 0,5 anual, perseveró hasta que muchos años más tarde su trabajo se consolidó en la nueva raza COOPWORTH, denominada en su honor. Este Coopwoorth producía un 50% más de corderos destetados por oveja que el Romney, principalmente producto de 40 años de selección.

Un trabajo de mucho mayor impacto fue el realizado por el Dr. Jock Allison, a comienzo de los años 90, al introducir al conservador escenario racial de Nueva Zelandia, las razas Finnish Landrace, Texel y East Friesian. Sin embargo, lo más importante fue introducir el concepto de formación de nuevas razas o compuestos, basado en los descubrimientos de los norteamericanos en los años 80 en CLAY CENTER, Nebrasca.   Ahora quedaba claro que los registros genealógicos  basados en el Pedigree, sin antecedentes productivos, no tenían mayor valor.

La situación de los productores ovinos era tan mala, que el inventario nacional se había reducido a sólo 30 millones de ovejas y muchos cientos de productores habían vendido sus campos.

A pesar de la férrea oposición de los planteles de Pedigree productores de genética tradicional, preferentemente Romney, el esfuerzo del Dr. Allison fructificó y en sólo 15 años, el promedio nacional de las ovejas en Nueva Zelandia subió a 1,4  corderos destetados, con más de 37 kilos de peso vivo por cordero. Los productores con buenas praderas ahora producen  algo más de 1.000 kilos de cordero/ha.

Hoy día, gracias al cambio genético generalizado, Nueva Zelandia, con 30 millones de ovejas produce casi la misma cantidad de carne de cordero que cuando tenía 70 millones de ovejas. Lamentablemente para ellos, han llegado a un nuevo techo, pues en el corto plazo no hay tecnologías disponibles para seguir aumentando la eficiencia de sus ovejas, ni la producción de sus praderas. Tampoco hay nuevos terrenos de baja producción que mejorar. El aumento de los costos vuelve a transformarse en una amenaza para estos productores.

 

 

EN CHILE

El desconcierto sobre que raza utilizar es muy grande entre los profesionales y con mayor razón entre los productores que reciben de cada profesional una opinión distinta.

Se recomiendan razas sin haber definido primero cuales son los objetivos de mayor impacto para el productor.

Por ejemplo se recomienda mucho utilizar carneros Texel. Si el objetivo principal fuera mejorar la calidad del cordero con animales magros y de mejor conformación, la recomendación estaría correcta. Sin embargo, para el productor, lejos la primera prioridad, es aumentar el número de corderos destetados por oveja encastada. Esto no se logra con el Texel. Al contrario, la mayor parte de las líneas Texel  son utilizadas sólo, como cruzamiento terminal, donde todas las crías hembras van a matadero. La razón es su baja tasa de prolificidad, pues produce muy pocos mellizos. De esa forma es imposible aumentar la masa de un productor. Si dejara hembras de esta cruza para su reproducción, obtendría cada vez menos corderos, al ir reemplazando cada año una parte de su rebaño por un ganado poco prolífico.

Esta recomendación de usar Texel es muy buena para mejorar la calidad de los corderos, factor que en Chile casi no se valora ni paga. En nueva Zelandia la principal raza de carneros para cruzamientos terminales es el Texel.

Otro ejemplo es la recomendación de usar Suffolk, por su gran popularidad y rusticidad. Hoy día no es rentable producir carne ovina en base a rusticidad.

Se olvidan que en el país es una raza poco prolífica y que los corderos se engrasan a los 30 kilos de peso vivo. Si se utilizaran estas ovejas, aún en praderas de muy alta productividad, no sería un  negocio rentable, por la baja cantidad de corderos producidos y la limitación en su peso de faenamiento.

La recomendación más curiosa es utilizar el Dorset en la zona sur, para tener un ciclo sexual amplio y así producir 1,5 o dos partos al año. En primer lugar por la latitud geográfica, las razas de ciclo amplio, sólo expresan parcialmente esta característica. Adicionalmente no es recomendable pasar directamente de un manejo prácticamente extensivo, con un parto al año y un solo cordero destetado por oveja, a otro manejo muy intensivo, con más de un parto anual. Primero hay que dominar el manejo reproductivo y nutricional del rebaño, produciendo en un parto una proporción importante de mellizos. Sin la adecuada nutrición, el fracaso de tener partos frecuentes está garantizado.

Otros factores no considerados en esta recomendación es la poca prolificidad de los Dorset y su tendencia a engrasarse cuando sobrepasan los 30 kilos de peso vivo, por lo que su productividad es muy baja y no rentable.

Un factor muy importante, que recién se está teniendo en cuenta en el extranjero, es la precocidad sexual, donde con encastes a los 7 meses de edad las hembras producen un cordero cuando recién cumplen un año. Este es un cordero adicional en su vida productiva, no afecta su posterior desempeño y los corderos son muy similares a los de ovejas adultas. Como esta categoría de hembras representa la clase más numerosa del inventario, muchas veces sobre el 25%, el lograr en promedio un cordero significa aumentar el porcentaje de parición del predio en forma muy importante y prácticamente sin ningún costo adicional.

Rebaño de borregas Goldensheep de 12 meses de edad, al comenzar periodo de parición
Rebaño de borregas Goldensheep de 12 meses de edad, al comenzar periodo de parición

Borrega Goldensheep de 13 meses de edad con mellizos
Borrega Goldensheep de 13 meses de edad con mellizos

En resumen, antes de recomendar una determinada genética, es necesario definir lo que se quiere obtener y como dicha genética cumple con los resultados esperados.

Los principales requerimientos son:

  1. Alta prolificidad, con al menos 1,4 corderos destetados por oveja adulta.
  2. Precocidad sexual, que permita obtener al menos 1 cordero destetado en borregas, cuando cumplan 1 año de edad, con encastes a los 7-8 meses de edad.
  3. Calidad carnicera del cordero, donde lo más importante es que sea magro y permita faenarlo, al menos con 45 kilos de peso vivo.
  4. Carne tierna, sabrosa y suave.
  5. Buena proporción de músculos que den origen a chuletas grandes y piernas voluminosas.
  6. Tolerancia a las enfermedades de la pezuña.

 

Consideraciones generales:

Hay que tener presente que actualmente, no hay en el mercado chileno, donde comprar hembras que cumplan con estas características genéticas. Sólo se puede lograr llegar a ellas, a través de carneros o semen, que trasmitan estas propiedades, mediante un cruzamiento absorbente. Es un camino relativamente largo, pero es el único viable para tener un negocio altamente rentable.

Sin embargo, el problema ha sido bastante difícil de entender, particularmente para los productores. A nivel mundial no hay ninguna raza tradicional que tenga todos los atributos de excelencia que buscamos.

Hay razas muy prolíficas como la Finnish Landrace, pero sus características carniceras son malas. Otras como el Texel tienen excelentes características carniceras, pero malos índices de proliificidad. Así hay muchísimos otros ejemplos.

Otra dificultad es que por selección, a muy largo plazo, se podría mejorar una característica en particular, pero la mayor parte de ellas son antagónicas. Es decir, el avance en mejorar una característica, perjudica otras.

Por eso, al recomendar  el uso de una raza tradicional, por muy buena que sea en algunas características, su desempeño en otras es malo.

La solución es  utilizar nuevas razas compuestas, que han complementado, mediante cruzamientos de distintas razas, estas cualidades  y las han fijado para trasmitirla a sus descendientes.

A nivel mundial se utilizaron razas para que al complementarse entre ellas, realzaran las características maternas y por otro lado se trabajó de igual forma para las características paternas, que están muy ligadas a la calidad de la canal.  Para lograr el mejor resultado, es necesario hacer un cruzamiento terminal de ovejas de la línea materna, con carneros de la línea paterna, donde todos los corderos van a faenamiento.

Lo más avanzado hoy día es complementar en una sola raza las características maternas y paternas  para  evitar el cruzamiento terminal. Esa es una de las ventajas de Goldensheep.

 

 

 

 

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