ARMIN CLARO FOX

                                                                                                     Ing. Comercial  MBA U Adolfo Ibañez

                                                                                                                aclaro@goldensheep.cl

Desde hace al menos 8 años en la zona sur de Chile, particularmente en las regiones IX; X y XIV,  los ovinos tienen pronosticado un gran futuro. Sin embargo, hasta la fecha sólo se ha materializado la construcción de una moderna planta faenadora en Osorno, habilitada para exportar a los principales mercados internacionales: Europa, Japón y por supuesto abastecer al mercado nacional. Los productores estamos en deuda. Hemos tenido 3 años de precios record, 2009 al 2011, pero no ha aumentado significativamente la producción de corderos.

La planta faenadora instalada en Osorno, ha tenido que abastecerse con corderos, desde Los Vilos hasta Aysén para subsistir. La otra moderna planta ubicada en la VIII Región, que también se abastecía en parte desde la zona sur, cerró sus actividades, lo que confirma que el anunciado despegue de los ovinos en el centro sur y sur de Chile, está muy lejos de producirse.

Durante el 2012 el precio del cordero ha disminuido un 30% en el exterior,  lo que disminuirá aún más el entusiasmo de los productores por este rubro. A partir del 2013, con el ingreso a gran escala de China al mercado importador, los precios se vienen recuperando en forma lenta pero sostenida. Con este panorama es importante preguntarse si el diagnóstico optimista de hace 8 años era correcto o porqué no se ha cumplido. La respuesta no es tan simple, por la gran cantidad de factores que influyen en el despegue de un rubro, relativamente nuevo a escala comercial. No es sólo el precio, ni la infraestructura, ni la voluntad de los productores, ni los mercados, ni el apoyo del estado para los pequeños lo que determina el éxito comercial. Todos estos factores, individualmente y en particular en su conjunto, son fundamentales.

Sin embargo, hay  elementos que no se han considerado y que constituyen la base de una explotación ovina exitosa.

El primero de ellos es la PRODUCTIVIDAD DE LAS PRADERAS. Es algo muy fácil de comprender, en particular, con los elevados precios que ha adquirido la tierra en la zona sur en los últimos años. Estos precios hacen cada vez más difícil obtener utilidades con los sistemas productivos ganaderos, cuando se considera el valor de arriendo como uno de los costos importantes de la actividad, pues es difícil imaginar un balance económico sin darle un valor al uso de la tierra, aunque sea propia. Si no se logran praderas de excelencia es imposible obtener utilidades, no sólo con ovinos, sino que con cualquier emprendimiento ganadero.

Asumiendo que tenemos PRADERAS DE EXCELENCIA, esa sola característica tampoco es garantía de tener un éxito económico. Es FUNDAMENTAL el COMO se utiliza dicha pradera. La primera elección, es con que producción animal desarrollamos nuestro negocio y además que actividad específica, que adaptándose al predio, es la que obtiene mejores resultados.

Este tipo de análisis es fundamental realizarlo ANTES de emprender un negocio ganadero, pues posteriormente el costo de cambiar de actividad es enorme. Un análisis macro indica que la actividad lechera, es la que generalmente genera mejores utilidades. Sin embargo, la lechería no garantiza el éxito. El negocio es bastante estrecho y la eficiencia y el tamaño de la explotación, son fundamentales al momento de tener balances positivos. Hay muchas lecherías que por fallas productivas o por su tamaño muy pequeño, no producen utilidades.

Por otra parte, la producción de carne bovina, tiene dos fases bien marcadas: Vaca-Ternero, donde históricamente las utilidades son mínimas y por ello utilizan generalmente los suelos de menor calidad y no compiten con la lechería ni engorda en los mejores suelos. La otra opción, Recría-Engorda, tiene mejores retornos que la crianza, pero dista mucho de los resultados de las buenas lecherías. A pesar de que saber engordar es muy importante, el margen económico es tan estrecho, que la utilidad muchas veces radica en haber hecho una buena compra de terneros. En la práctica, pesa más la habilidad de  comerciante que la de productor. La venta es menos compleja, pues hay mucha competencia entre los distintos compradores de carne, por lo que la compra del ganado para engorda es uno de los factores decisivos para tener utilidades.

La otra alternativa ganadera es la producción ovina, que si bien ha tenido muchos pronósticos optimistas, no ha despegado, a pesar de los favorables escenarios internacionales que tuvo hasta hace un par de años. En la zona sur, dado el alto valor de la tierra y el pequeño tamaño de las propiedades, solo permite tener explotaciones ovinas intensivas, en praderas de alto rendimiento. En los ovinos este sistema productivo tiene bastantes  similitudes con la producción lechera, pues ambas actividades exigen mucha tecnología y son muy sensibles a los errores de manejo.

Una de las grandes diferencias entre la ovejería y la lechería es  la cantidad de mano de obra por predio. Un buen ovejero puede cuidar de 2000 a 2500 ovejas, por lo que en muchos casos constituye el único personal de planta requerido. Sin embargo, la diferencia principal entre ambas actividades es que en la producción ovina intensiva, el periodo crítico de atención del ganado, es durante los 45  días donde se concentran los partos. En esa época la actividad es full time, 10 horas diarias, incluyendo los festivos. En el resto del año la actividad es liviana, cumpliendo el programa de manejo planificado, mediante una supervisión simple, sin mayores problemas sanitarios ni de manejo. La lechería requiere un trabajo intenso durante todo el proceso productivo, tanto en la ordeña propiamente tal, como en la atención sanitaria de las vacas y la crianza de los terneros. En las lecherías estacionales esta actividad dura 10 meses y en las de ordeña permanente, todo el año. En las lecherías la atención veterinaria es principalmente curativa, pues cada vaca enferma es de un alto valor y los problemas de salud en vacas de ordeña son muy frecuentes. Las ovejas sólo tienen un programa sanitario preventivo, pues el valor de cada individuo no compensa el costo de su tratamiento individual. La excepción ocurre en el periodo de parto que es donde se concentran los problemas de salud.

Asumiendo que disponemos de praderas de excelencia, intentaremos analizar que factor productivo, la prolificidad o el peso de venta de los corderos, tiene mayor importancia al planificar una explotación ovina moderna.  Es lógico que el óptimo se obtiene al maximizar ambos factores, pero el manejo de cada uno de ellos sigue un camino diferente, de allí la necesidad de saber el impacto de cada cual en los resultados económicos de la explotación. Para ello utilizaremos la información que hemos adquirido, al comenzar con una moderna explotación ovina intensiva en la provincia de Osorno.

En otras palabras nos creímos el diagnóstico optimista y  ya analizamos nuestros primeros resultados. En praderas top, con sobre 15 toneladas de materia seca por hectárea como producción de forraje, la ovejería intensiva se asemeja mucho a lo que es habitual en Nueva Zelandia.

Se da por sentado la calidad de las praderas, su manejo óptimo, el manejo sanitario y nutricional del ganado. Nuestra apuesta es que, con todas las demás variables optimizadas, EL COMPONENTE GENÉTICO MARCA LA DIFERENCIA.

Analizaremos 4 alternativas para una misma pradera de alta producción, con 20 ovejas/ha. , pero con distinta genética y metas productivas. Como es difícil hacer una comparación física simultánea a escala comercial para las cuatro propuestas analizadas, utilizamos un modelo de simulación, empleando datos reales obtenidos en la zona, donde sólo las opciones 3 y 4 utilizan resultados físicos reales, obtenidos en nuestro rebaño en Osorno. Los parámetros productivos de las dos primeras opciones son supuestos y pueden estar sujetos a errores de menor magnitud. TODAS LAS ALTERNATIVAS ANALIZADAS TIENEN MANEJO INTENSIVO, EN PRADERAS OPTIMAS Y 20 VIENTRES POR HA, que representa el límite superior productivo con los conocimientos actuales.

  1. GENÉTICA TRADICIONAL, no magra y poco prolífica, con 1,1 corderos destetados por oveja adulta encastada. Las borregas de reemplazo de 8 meses de edad no se reproducen por falta de precocidad sexual (componente genético) y los corderos se venden con 37 kg de peso vivo los machos y 35 kg las hembras.(sobre ese peso se engrasan) Un representante de esta genética es el ROMNEY tradicional o Inglés.
  2. GENÉTICA PROLIFICA, pero no magra, con 1,4 corderos destetados por oveja adulta encastada. Las borregas de reemplazo son precoces y se encastan con 8 meses de edad produciendo 1 cordero por borrega encastada. Los corderos se venden al mismo peso que la alternativa anterior, que es el peso actual utilizado en Nueva Zelandia y que se engrasan fuertemente al sobrepasarlo. Esta genética la representa el NZ Romney moderno.
  3. GENÉTICA PROLIFICA Y MAGRA, con los mismos resultados reproductivos que la alternativa 2,  pero producen CORDEROS PESADOS, donde los machos se faenan a los 47 kg de peso vivo y las hembras a los 45 kg. La raza Goldensheep, al igual que varias otras razas compuestas, representan esta genética.
  4. GENÉTICA PROLIFICA y MAGRA, con los mismos resultados reproductivos que las alternativas 2 y 3,  pero produciendo corderos ULTRA PESADOS, con faenamiento de los machos a los 60 kg de peso vivo y las hembras a los 58 kg.  ESTA ES NUESTRA APUESTA para la zona sur de Chile.

Los resultados de las alternativas 3 y 4 han sido obtenidos a nivel comercial en nuestro predio. En el modelo de simulación, para las 4 alternativas, se emplearon los mismos precios de venta de $850/kg vivo de cordero y $ 700/kg lana (2014). Se emplearon los mismos costos unitarios de producción, para aquellas variables generales, como mano obra, fertilización de praderas, manejo sanitario, fletes  etc. No se consideró el precio de arriendo del predio por ser una cifra muy variable y difícil de generalizar.

 

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RESULTADOS COMPARATIVOS:

 

 

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Al analizar los resultados expuestos, la primera conclusión es que la excelencia de las praderas utilizadas, por si sola, no garantiza los resultados económicos. Una parte muy importante del resultado se obtiene con la genética empleada. No da lo mismo utilizar cualquier raza pues la principal diferencias entre ellas son:

Precocidad sexual: Muy pocas razas son capaces de producir un cordero en su primer año de edad

Prolificidad: Se pueden obtener sobre 30 puntos porcentuales en el porcentaje de señalada o corderos destetados por oveja solo por efecto de la genética utilizada

Peso de venta: Los corderos magros, de rápido crecimiento diario obtenidos de ovejas con alta producción láctea alcanzan sobre los 50 kg de peso vivo a los 5 meses de edad y es un factor fundamental para maximizar la rentabilidad del negocio ovino. Un cordero tradicional se engrasa sobre los 35 kg de peso vivo y no es aceptado por el mercado formal.

Si se asigna un valor de arriendo comercial al uso de la tierra, queda en evidencia que a pesar de las excelentes praderas consideradas para la simulación de los resultados, la genética tradicional difícilmente cubre el valor del arriendo. (alternativa 1)

Al mejorar la cantidad de corderos, utilizando una genética de alta prolificidad y  precocidad sexual avanzada, mejoran los resultados económicos, pero si se asigna un valor de arriendo al uso de la tierra, no es una alternativa muy atractiva, por la limitación de producir corderos de peso mediano, con hasta 37 kilos de peso vivo. (alternativa 2)

Para hacer rentable la intensificación de la producción ovina se requiere además de las praderas de excelencia, una genética de alta prolificidad (muchos mellizos) y que al menos produzcan corderos pesados, 45-50 kg de peso vivo, para lo cual además del carácter magro, la oveja debe tener una abundante producción de leche. Las alternativas 3 y 4 utilizan la misma genética, con la sola diferencia del peso de faenamiento de los corderos, que por ser magros y de excelentes características carniceras pueden ser faenados a los 5-6 meses de edad a un peso muy elevado, pero con optima calidad organoléptica; excelente masa muscular; carne jugosa y blanda; características requeridas obligatoriamente por el mercado norteamericano y en forma creciente demandada por los restoranes especializados.

El peso de faenamiento del cordero es fundamental para lograr rentabilidades positivas. A mayor peso, la rentabilidad es mayor, pues los costos adicionales son insignificantes. Esta característica realza la necesidad de producir CORDEROS MAGROS, no sólo porque es lo que el consumidor está exigiendo, sino también por ser la mejor opción de rentabilizar el negocio. Sólo con genética adecuada se puede producir corderos magros y es un factor casi desconocido por los productores. Al comparar el costo energético que debe aportar la nutrición para producir un  cordero se obtienen los siguientes resultados:

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Para un cordero ULTRAPESADO, el  81% del costo de su alimentación está dado por el forraje consumido por su madre durante todo un año hasta entregar un cordero de 35 kg al destete. Ese peso se logra con una lactancia de 93 días en el caso de mellizos y 66 días en los corderos únicos.

Por ello al pasar de un cordero de 35 kg a otro de 60 kg., el costo para aumentar en  un 71% la producción de carne  es muy rentable en términos de consumo de forraje, pues sólo requiere un mayor consumo energético de 19%. En términos de rentabilidad representa casi la totalidad de ella, pues los costos fijos de producción son los mismos para cualquier peso de cordero y los costos variables incrementales para el mayor peso, son insignificantes.

La ovejería no ha despegado en el sur de Chile, fundamentalmente porque no se ha utilizado praderas de alta calidad y productividad. Sin embargo, el factor más determinante es que las razas  tradicionales utilizadas no son compatibles con la obtención de utilidades en el negocio de la carne ovina, aún cuando se utilizaran praderas de excelencia.

En resumen, la ovejería intensiva puede ser muy rentable si se conjugan PRADERAS Y GENETICA DE EXCELENCIA, enfocadas a producir corderos PESADOS y ULTRA PESADOS.

En Chile ese tipo de cordero sólo es posible producirlo en las regiones IX, X y XIV, donde a futuro pueden llegar a ser un producto típico y exclusivo.