DANIEL CLARO MIMICA
Ingeniero  Agrónomo, M. Agr. Sci.
daniel@goldensheep.cl

El manejo intensivo requiere optimizar la producción y utilización del forraje y la producción de carne por oveja y por hectárea.

Hay épocas del año en que la pradera no aporta el alimento que una alta carga animal requiere y hace necesario suplementar el ganado. Lo importante es, obtener en el predio, forraje de calidad, conservado como heno, ensilaje o grano; para utilizarlo con el menor costo posible, cuando la pradera no aporta los altos requerimientos de una alta carga animal de animales muy exigentes. También existe la opción de utilizar el cultivo forrajero en pastoreo directo o cosecharlo como soiling.

Los requerimientos nutricionales de un vientre ovino son muy variables durante el año y están en directa relación con cada etapa de su ciclo reproductivo y con su nivel de productividad.

REQUERIMIENTO NUTRICIONAL DE LOS OVINOS:

El rebaño ovino está constituido mayoritariamente por vientres. Normalmente sobre el 75% de la masa son ovejas madres destinadas a la reproducción. Incluso, en predios con manejo intensivo, se reproducen las corderas de reemplazo; manejo que es muy exigente en el manejo nutricional, así casi el 100% de la masa está formada por vientres.

Los requerimientos de los vientres son muy fluctuantes durante su ciclo reproductivo. El manejo del ganado consiste en satisfacer los requerimientos nutricionales, utilizando principalmente el recurso pradera, que es la fuente más económica y natural.

En Nueva Zelandia, a comienzos de los años 60 el Dr.P. Mc. Meekan desarrolló un sistema de manejo para el rebaño lechero, que consistía en ajustar en la mejor forma posible la oferta de pasto proveniente de la pradera con el requerimiento del ganado. La clave para lograr el mejor ajuste era programar el nacimiento de las crías justo antes del inicio del crecimiento de las praderas. Las deficiencias que se producían eran suplidas mediante la conservación de forraje excedentario de primavera, que era trasladado como ensilaje o heno hacia la temporada invernal, para suplir la falta de crecimiento en dicha época. Estos conceptos fueron muy revolucionarios en su época y están contenidos en el libro “De pasto a leche”, que hasta el día de hoy es la base de la industria lechera de Nueva Zelandia, caracterizada por su producción estacional a un costo muy bajo.

Para el caso de los vientres ovinos adultos, existe un periodo donde los requerimientos son mínimos, sólo para el mantenimiento de peso, y corresponde a los primeros dos tercios de la gestación que tiene una duración de 100 días. Luego se produce un crecimiento acelerado del feto, con el consiguiente incremento de los requerimientos que suben en un 50 %. Ocurrido el parto, comienza la lactancia, con un incremento gradual de los requerimientos, a medida que va desarrollándose el cordero, alcanzando en la décima semana de lactancia un aumento de aproximadamente un   90 % sobre el de la oveja recién parida. ESTE ES EL PERIODO DE MAXIMAS EXIGENCIAS NUTRICIONALES y requiere la mejor alimentación de todo el año.

REQUERIMIENTO NUTRICIONAL DE UNA OVEJA MELLICERA DE 70 KG COMPARADA CON UNA OVEJA UNIPARA DE 60 KG DE PESO VIVO

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La parte superior del cuadro indica el requerimiento nutricional de la oveja mellicera y la parte inferior de una oveja que produce un solo cordero. La gran diferencia entre ambos casos se produce EN LOS DOS PRIMEROS MESES DE LACTANCIA. En el resto del año las diferencias son mínimas. Por eso la gran conveniencia de tener ovejas melliceras, pues el periodo de altas exigencias, 2 meses al año, compensa los resultados, produciendo dos corderos en vez de uno.

EL AJUSTE DE LOS REQUERIMIENTOS DEL GANADO CON LA OFERTA DE FORRAJE ES CLAVE PARA BAJAR EL COSTO DE LA ALIMENTACION:

El ajuste de la curva de requerimientos del ganado con la curva de producción de forraje se puede producir de varias maneras y es la forma más tradicional de manejar los requerimientos nutricionales en las explotaciones ovinas extensivas.

En el manejo extensivo los ovinos no reciben suplementación alimenticia, de modo que deben hacer frente a los periodos de mayor demanda con una pérdida de peso que conlleva una menor eficiencia productiva. Dentro de ciertos límites, se produce un ajuste en forma natural, cuyo costo oculto es la menor productividad y dependiendo de la severidad del ajuste, también un aumento importante en la mortalidad del ganado.

La forma más simple de manejar este ajuste es trabajar con una carga animal muy baja, de modo que, aún en el momento de menor disponibilidad haya suficiente cantidad de alimento para las necesidades del rebaño. Aún este simple método tiene dificultades, puesto que gran parte del excedente de primavera se descompone durante el verano y otoño por efecto de la acción del clima, hongos, insectos etc. Además pierde gran parte de su valor nutritivo. Los animales, en este tipo de manejo típicamente extensivo, entran muy gordos al período crítico, y suplen por medio de sus reservas corporales y mediante la pérdida de peso lo que no pueden obtener de la pradera.

Hay varios mecanismos de ajuste: el gran excedente de forraje como “heno en pie” (de muy mala calidad); la grasa acumulada en los animales; pérdida de peso y muchas veces también pérdida de producción. Muchos de estos mecanismos funcionan simultáneamente y ocurren en forma natural.

Otra manera de ajustarla demanda de forraje con su disponibilidad, es tratar de hacer coincidir el momento de mayores requerimientos, generalmente el parto, con el de mayor producción del pastizal. En el caso de los ovinos del Secano Central, implica que los partos ocurran a comienzos de Agosto. En la zona sur esto debería ocurrir a mediados o fin de Septiembre.

Muchos productores creen tener mejores resultados buscando el mejor precio del año, fiestas patrias en la zona central o fin de año en la zona sur. Lamentablemente se equivocan.

Para ello adelantan sus pariciones para Abril en el primer caso, o para comienzo de Agosto en el Sur. No forrajean sus ovejas; los partos y lactancia se producen en el peor momento de clima y en particular de FALTA DE FORRAJE.

Las pérdidas son enormes y no se compensan con los pocos corderos que se logran vender a buen precio. Además, no toman en cuenta que corderos nacidos hasta 1 mes más tarde, crecen mucho más rápido, cuando hay forraje en abundancia y le ganan a los corderos nacidos antes que reciben mucho menos leche.

Adicionalmente, hoy día el precio es muy parejo durante toda la temporada de ventas. Especialmente en el Sur, con el gran mercado de los turistas veraneantes y con la compra de corderos por parte de las Plantas Faenadoras, que tienen un solo precio de compra para todo el periodo de compras.

El uso de la conservación de forraje, a través de diversas técnicas, es un buen avance en mejorar la eficiencia, al lograr un mejor ajuste entre requerimientos y producción total de forraje. Sin embargo, es muy difícil conservar los excedentes del pastizal natural por los bajos volúmenes de producción por hectárea, lo que encarece en exceso el costo de cosecha para conservación. Por ello se recurre a la siembra de cultivos forrajeros. Se utiliza lo conservado para suplir el déficit del período crítico de la próxima temporada, con lo que es factible elevar la carga y transformar un mayor porcentaje del forraje producido en carne.

El reemplazo de parte del pastizal natural, en los sectores apropiados, por una pradera de siembra, permite también mejorar la distribución de la producción de forraje, lo que se acentúa mediante la fertilización. Esta estrategia disminuye la necesidad de conservación y permite aumentar la dotación de ganado. Muchas veces es más conveniente fertilizar algún potrero y rezagarlo que sembrar un cultivo forrajero. La decisión hay que estudiarla en cada caso particular.

El aumento de los costos de producción y la baja de los precios de la lana y del cordero, por un período bastante largo de tiempo, ha significado que el margen económico disponible para el productor sea insignificante y muchas veces negativo. Las perspectivas futuras serían similares, manteniéndose la disminución gradual del precio del cordero. Esto significa que la posible mejoría del negocio no será a través de mejores precios.

La tecnología ofrece buenas posibilidades para revertir esta situación, siendo muy promisoria la introducción masiva de una nueva genética ovina y el uso de praderas de siembra, reforzadas con cultivos forrajeros, factor clave para la conservación de alimento de calidad a bajo costo.

El nuevo sistema de manejo debería considerar un enfoque distinto al tradicional ajuste de los requerimientos del ganado con la curva de producción de forraje, que ha sido hasta ahora la gran herramienta de manejo. Por problemas de orden económico, este ajuste entre requerimientos del animal y la producción de las praderas ya no es suficiente.

Hasta ahora se ha usado a la oveja madre en un esquema de bajas exigencias obteniendo un parto al año y además con un solo cordero, lo que facilita mucho el ajuste en un esquema extensivo, donde sólo hace falta manejar la fecha de parto.

A futuro se debería pensar en intensificar el uso de la oveja al máximo de su potencialidad biológica. Ahora necesitamos que ojala un porcentaje muy alto de las ovejas destete MELLIZOS, lo que se logra principalmente con nueva genética.

En explotaciones mucho más intensivas aún se aprovecha la característica de algunas razas de tener un ciclo reproductivo abierto, que significa poder reproducirse durante la mayor parte del año.

Algunas razas con capaces de tener un parto cada 238 días, que es lo que dura el ciclo reproductivo completo de la oveja. Con un manejo y alimentación adecuados pueden comenzar otro ciclo de inmediato y de ese modo se obtienen tres partos en dos años o 1,5 partos por año.

Esto sólo resulta en ciertas latitudes geográficas más propias de la zona central. En el sur se pueden inducir celos fuera de temporada mediante el empleo de hormonas.

Esta intensificación extrema no es recomendable para las condiciones actuales del manejo ovino en nuestro país, pues es altamente complejo y sensible a errores. Mientras tanto debemos preocuparnos de manejar un parto al año pero aumentando mucho el número de corderos destetados en base a genética, manejo y nutrición.

Muchos productores se entusiasman con la idea de tener 1,5 partos al año, sin fijarse que hoy día tienen menos de 1 cordero por oveja por trabajar con muchas deficiencias en su manejo y tecnología.

Mientras más intensivo es el sistema productivo se dan varias realidades: EL MANEJO ES  MUCHO MÁS DIFICIL; PEQUEÑOS ERRORES CAUSAN GRANDES PERDIDAS; CADA DETALLE PASA A SER MUY IMPORTANTE Y SI SE EMPLEA BIEN LA TECNOLOGÍA, LOS RESULTADOS SON MUCHO MEJORES.

Indudablemente que este aumento en las exigencias nutricionales de la oveja debe acompañarse con la alimentación apropiada. En todo caso, el aumento del costo en alimentación es mucho menor que el aumento en el valor adicional de la producción, lo que se traduce en un cambio muy importante en los ingresos y en la rentabilidad.

Este nuevo enfoque implica utilizar la producción de la pradera para cubrir la mayor parte de los requerimientos de una oveja muy productiva y suplir el déficit con alimento conservado.  De allí la gran importancia de contar con praderas de la mejor calidad posible y muy bien manejadas.

La oveja en las producciones intensivas debe estar bien alimentada TODO EL AÑO.

El ajuste entre requerimientos de la oveja y la producción de la pradera, se debe manejar en base a praderas de excelencia más la suplementación, para así obtener una alta eficiencia productiva.